EL JUBILADO
Fue un viento de vigilia el que lo trajo.
Quedó varado en un rincón del feca.
Le habían afanado hasta la bronca,
lo habían revoleao... y salió ceca.
Cómo no habría de quedar pagando,
en actitud entre siniestra y mansa,
si después de yugar toda una vida
acabó por morfarse la esperanza.
Ya no tiene ilusiones que ponerse.
Su fe la desinflaron de un plumazo,
y hoy anda con lo puesto, su esqueleto,
llevando un cacho e'nada bajo el brazo.
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